Aquí estamos,

Tratando de vivir a la altura de sus vidas

Buscando ser fieles a su ausencia

Jurando que la impunidad es una etapa temporal

No el fragor que cubre nuestros pasos

No la polvareda de cenizas que carece de nombre

Por ello sólo pedimos contar lo que sabemos

Dar a conocer el relato veraz de cada herida

Los sueños insepultos que la justicia nos debe.


"Las muertas de Ciudad Juárez",

Gabriel Trujillo Muñoz


En 2007 comenzó la andadura de la exposición-instalación CUENTO TRISTE EN CIUDAD JUÁREZ en el festival Okuparte en Huesca. Se trataba de ilustrar la historia de una de las víctimas en una secuencia de 6 imágenes, iluminadas con la crueldad de las bombillas desnudas.

Una plataforma central simbolizaba un cementerio. Las cruces rosas por las asesinadas, las velas por las desaparecidas. Como cabecera los nombres de algunas de las mujeres asesinadas o desaparecidas (lamentablemente no se sabe el número con exactitud).


Desde entonces ha ido transformándose y enriqueciéndose. Se unió al proyecto Nereida Muñoz, integrante del Instituto Aragonés de Antropología. Ella puso voz a esta historia a través de una emotiva carta ficticia.


CUENTO TRISTE EN CIUDAD JUÁREZ ha sido vista en el Centro Raices (Huesca), el C.C. Casablanca, C.C. Casetas, el C.C. Río Ebro y el Bar Entalto (Zaragoza). Mientras alguien tenga interés seguirá rodando...


Como siempre digo, es un homenaje para todas estas mujeres, un pequeño cuento en su memoria aunque tenga que ser, inevitablemente, un cuento triste.


domingo, 14 de noviembre de 2010

IV


Conseguimos instalarnos en un pequeño piso, con el dinero que ganaban, trabajando a destajo, mi madre y mi hermana, mientras yo asistía a la escuela. Por fin parecía que empezaba a irnos bien.
Una llamada de teléfono desperezó la mirada de mi madre, su voz preocupada advertía que al otro lado del teléfono la madre de Rosario entre nervios y lágrimas preguntaba ansiosa si su hija había pasado la noche en nuestra casa.
Desde hacía un tiempo se rumoreaba que habían comenzado a desaparecer chicas en Ciudad Juárez y  en el resto del Estado de Chihuahua. Desaparecían y cuando se volvía a tener noticias de ellas, generalmente era porque habían aparecido en algún descampado, mutiladas, violadas y estranguladas.

domingo, 7 de noviembre de 2010

III

No fue un tránsito fácil el abandono del pueblo, los amigos, sus gentes… pero el deseo de salir de la pobreza que nos atenazaba, facilitó que comenzáramos a pensar en todo lo que de nuevo encontraríamos en nuestro destino, la ciudad. Unos amigos que habían emigrado meses antes le habían buscado a mi hermana un puesto de trabajo en una maquiladora, junto a Rosario la pequeña de sus hijas. 

La tarde que llegué a Ciudad Juárez todo me pareció nuevo, la atmósfera cargada  de  polvo  y  polución, ese continuo devenir de gente deambulando por las calles sin parecer querer quedarse en ningún sitio. Los coches y el bullicio por la cercanía de la frontera. Nunca imagine que echaría de menos la tranquilidad de mi pueblo, hasta que me vi devorada por aquella vorágine. Era como si todo fuera demasiado grande para la indefensión de mi desconocimiento. Sin embargo, poco a poco, me fui acostumbrando al  ruido, a  la polución, a  la  presencia  cada  fin de semana de jóvenes estadounidenses dispuestos a emborracharse y pasar una noche loca de diversión. Todo comenzó a resultarme conocido, familiar.